La conservación de la naturaleza y la vida silvestre es el eje de nuestro emprendimiento
Refugio El Robledal es también un refugio para la flora y fauna nativa y creemos firmemente en que la conservación de la naturaleza y la vida silvestre depende en buena parte del esfuerzo que todos podamos hacer y que cada acción que hagamos es importante, ya que el desarrollo humano necesita imperiosamente de un equilibrio con lo natural.
En estos años que llevamos en Punucapa desde que llegamos el 2018, hemos aprendido que basta con realizar algunas acciones concretas para tener un impacto significativo en la restauración de los espacios naturales.
La primera acción que tomamos fue justamente cuando llegamos y vimos a «Jimmy», el Zorro Chilla que habitaba en este sector, y que nos hizo darnos cuenta de que si queríamos verlo en forma frecuente, no podríamos tener ni perros ni gatos.
Esta simple pero transgresora decisión de no tener ni permitir mascotas, tiene como resultado que la vida silvestre no se siente amenazada y puede recorrer la parcela en forma tranquila y sin riesgo.
Esto nos permitió no solo ver durante 5 años a Jimmy (creemos que falleció el 2023), sino también tener encuentros con el muy esquivo gato Güiña y ver como los coipos, Huillín e incluso el Lobo Marino usan nuestro muelle.
También nos permite ver muchas aves que habitan regularmente la parcela, que incluso llegan a alimentarse en forma constante cerca de nuestra casa como Loica, Pitio, Tordo, Zorzal, Tenca, Cachaña y otras aves que pasan mucho tiempo en el suelo.
Una norma que nos impusimos y que cumplimos estrictamente, es no interferir con la vida silvestre. No alimentamos ni llamamos (ni permitimos que se haga) a los animales y dejamos que ellos actúen de manera natural.
Cuando nos encontramos con alguna especie, nos quedamos quietos observando y dejando que ellos hagan lo que quieran.
Otra decisión importante que tomamos fue dejar que gran parte de la parcela se recupere en forma natural, sin transformarla en un jardín civilizado, sino que sea un ecosistema natural donde las plantas y árboles crezcan por todas partes.
Eso ha dado pie a una vega hermosa, que cada primavera explota de vida, con numerosas flores de todos colores que atraen innumerables insectos, incluyendo nuestro Bombus Dahlbomii en peligro de extinción.
También hemos estado replantando el bosque nativo, donde hemos trasplantado cerca de 100 árboles y arbustos nativos, como Hualle, Coigüe, Notro, Pelú, Mañío, Michay, Chaura y otras especies.
Esto también atrae a gran cantidad de especies de aves, que en nuestra parcela encuentran un refugio donde alimentarse y reproducirse sin riesgo. Actualmente llevamos 88 especies distintas vistas dentro o sobre la parcela.
Pero no solo aves llegan a este lugar, pequeños reptiles y anfibios también hacen de este terreno húmedo su hogar, así como pequeños roedores que proporcionan alimento a los cazadores más grandes.
En junio del 2021 nos asociamos con la ONG Ranita de Darwin para ser un Refugio de Ranitas y firmamos un acuerdo en el que nos comprometemos a proteger y no modificar gran parte de la parcela, para facilitar la conservación de las diferentes especies de ranitas que aquí habitan.
Dentro de la parcela, especialmente en la vega y el bosque inundable o Hualve, habitan 6 especies de ranitas:
Rana grande chilena, Ranita de antifaz, Ranita moteada, Ranita de hojarasca, Sapito terrestre valdiviano y el Sapito de cuatro ojos. La ONG va a estar monitoreando cada cierto tiempo el estado de conservación de la parcela y de las especies que aquí habitan.
Como nuestro emprendimiento es de turismo de contemplación de naturaleza, construimos todos los espacios comunes de manera que se integraran a este lugar sin que interfirieran con la vida silvestre.
Nuestras cabañas están en la parte más alta de la parcela y cuentan con un sistema de cámaras, fosas y drenes para filtrar las aguas residuales y que no contaminen la vega ni el Santuario.
El sendero y pasarelas van por un costado de la vega, para no interferir con el curso de agua que la inunda. Nuestras pasarelas, muelle y mirador del humedal están a baja altura, entre los juncos y mimetizándose armónicamente con el entorno, e incluso quedan bajo el agua con las mareas más altas de invierno.
Esto permite que la vida silvestre no los vea como algo ajeno, sino como parte de su territorio, por lo que es muy común ver aves y animales usando estos espacios en forma normal.
Otra decisión que tomamos, fue participar del programa de control del Visón en conjunto con el SAG, quienes nos facilitan trampas para poder controlar esta especie invasora tan dañina para el ecosistema tan frágil que es el humedal.
También participamos activamente del programa de seguimiento de Cisnes de Cuello Negro, registrando avistamientos de cisnes anillados en la web de Bird Ecology Lab de la Universidad Austral UACH y cooperamos con el Centro de Humedales CEHUM en lo que podemos, desde monitorear florecimientos de algas hasta pasarles material audiovisual para su uso particular.
Con todo esto nos hemos dado cuenta de que si es posible que el ser humano conviva con la vida silvestre. No es necesario cerrar y prohibir al hombre un lugar para que la naturaleza florezca, basta con tener mucho respeto, sentido común y librarse del egoísmo de que somos más importantes que los pequeños animales que viven con nosotros diariamente.
Todas las fotografías han sido tomadas dentro de la parcela por Fernando Fainberg.